Jueves 13 de Enero de 2005
Jueves 13 de Enero de 2005
La Organización Mundial del Turismo (OMT) emitió una declaración en la que estimaba que la reciente catástrofe del terremoto y el tsunami ocurridos en el Océano Índico tendrá sólo un impacto limitado en el turismo mundial. Hay siete razones para ello, afirma la OMT, entre las que se cuentan la presente expansión del turismo en la región y la capacidad de Asia para afrontar las crisis.
El número de victimas causadas por tan excepcional desastre natural se ha calificado como el más elevado de la historia, tanto entre la población local como entre los visitantes acogidos en los lugares afectados. Una reflexión inmediata lleva a pensar en qué medida ha sido afectado el turismo mundial, fuente de actividad económica y de enriquecimiento cultural en los países afectados por el tsunami y en la mayor parte de los países del mundo.
La OMT sostiene que “la respuesta a esta importante cuestión es que su efecto deberá ser muy limitado, si nos referimos al turismo mundial, por las razones que se esgrimen a continuación”:
1. La cuota de mercado que captan los destinos afectados. Los cinco destinos más afectados (India, Indonesia, Maldivas, Tailandia y Sri Lanka), aunque están mostrando un dinamismo muy importante en su desarrollo turístico y están teniendo mucho éxito como destinos turísticos, registrarán en 2004 una cuota de mercado del 3% del total de llegadas en el turismo mundial. En los otros países asiáticos afectados, especialmente Malasia, los lugares afectados o no son destinos turísticos muy desarrollados o se encuentran ya en recuperación.
2. El crecimiento actual del turismo en Asia y el Pacífico. Esta es la región del mundo que más está creciendo durante 2004, tanto en términos económicos como turísticos. El sudeste asiático registra en el año 2004 un crecimiento superior al del resto de los países de la región. El año 2004 está marcado por una vigorosa recuperación tras los duros recortes al crecimiento que impuso el SARS y el entorno de inestabilidad del año 2003.
El año pasado fue testigo de una gran aceleración económica, especialmente reflejada en los resultados económicos de numerosos países asiáticos, especialmente entre los más importantes generadores de turismo. Según las estimaciones del Fondo Monetario Internacional el PIB de Australia crecerá en 2004 un 3,6%, en Japón un 4,4%, en la India un 6,4%, en la República de Corea un 8,8% y en la China un 9%. Esto ha potenciado todo tipo de turismo, en especial el turismo intrarregional, que significa un 79% del turismo total en la región asiática, potenciado con el incremento de visitantes chinos a países reconocidos como destino turístico autorizado.
Estamos haciendo mención a un rasgo estructural del turismo en Asia del Sur y del Sudeste que no va a cambiar a pesar de la magnitud del desastre que lo ha puesto a prueba.
3. La caracterización de las áreas damnificadas. Aunque la OMT se refiere constantemente a países afectados, desde una óptica estrictamente turística, debe señalarse que la catástrofe humanitaria y las pérdidas materiales causadas por el tsunami han afectado sólo a algunos destinos turísticos costeros, en cada país, y en algunos casos de forma limitada. El país que más se ha visto dañado por el maremoto ha sido Indonesia, en la región norte de Sumatra, pero sin que se hayan visto afectados destinos turísticos como Bali, Java o Lombok. En la India se registró el mayor impacto en la costa este, aún no muy desarrollada turísticamente mientras se mantenía a pleno funcionamiento turístico destinos como Goa. En Tailandia, si bien es cierto que áreas turísticas como Puket y su área de influencia próxima y algunas otras en la costa este del país han sufrido el embate de las aguas, aún se ha podido mantener operativo una parte notable del equipamiento turístico o ya se está recuperando. Destinos como Bangkok, Pataya o Chiangmai son plenamente operativos. En Maldivas dos tercios de los 85 centros turísticos están operativos o lo estarán a corto plazo. En el caso de Sri Lanka su costa este tiene un desarrollo limitado de la actividad turística, los centros en la costa sur si han sido dañados pero no los de la costa oeste ni, por supuesto, los valiosos destinos de carácter cultural operativos en áreas más hacia el interior del país como Sigiryia o Kandy.
En conjunto supondría que el volumen de turismo afectado realmente en los cinco países antes mencionados sea inferior a un 1% del total mundial de llegadas. Esto abre la fundada esperanza a que una pronta recuperación de estos destinos abra un camino de cooperación y de contribución del turismo a paliar los enormes daños que el maremoto ha causado a la población local.
4. La capacidad de recuperación de Asia ante catástrofes de todo tipo. La crisis económica y financiera sufrida por algunos países asiáticos, en especial en Indonesia y Tailandia, se reflejó en decrecimientos del 1% en 1997 y del 0,5% en 1998 en toda Asia. Superada la crisis, el turismo internacional, impulsado por el intrarregional, creció en 1999 un 11% (frente al 3,5% registrado como media mundial), y en 2000 un 12% adicional. La aparición del SARS supuso un golpe importante a muchos destinos y la región cerró el año con un descenso del 8,8% de las llegadas por turismo internacional respecto a 2002. Los datos hoy disponibles muestran que teniendo en cuenta los datos de la alta temporada, es decir hasta finales de agosto 2004, Asia creció un 37%, el Sudeste asiático un 45% y Asia Meridional un 23%. La media mundial se sitúa en el 12% para el mismo período.
5. Los fenómenos de compensación que operan en la dinámica de los flujos turísticos. Estos fenómenos de compensación tienen un doble sentido: geográfico y temporal. En el muy corto plazo una parte de los turistas que habían decidido pasar sus vacaciones en destinos como los afectados puede que renuncien a las vacaciones planeadas hasta que se hayan repuesto las condiciones de acogida en los destinos. En ese caso la decisión usual no es renunciar a las vacaciones sino buscar destinos con condiciones similares. Los que no vayan ahora regresarán algún tiempo después. Este fenómeno de compensación es el que en buena medida explica que el turismo se haya mostrado tan resistente a pesar de las pruebas a las que se ha visto sometido desde 2001. La tendencia a la flexibilidad y volatilidad del mercado va a amplificar este fenómeno de compensación. Esa flexibilidad del mercado se ve potenciada tanto por el comportamiento de las empresas a cargo de la distribución como por el creciente uso de las nuevas tecnologías que generan una gran transparencia en el mercado e información suficiente para seleccionar destinos alternativos. Una parte del flujo turístico que ahora no puede viajar al Océano Indico lo hará al Caribe posiblemente. Una parte relevante del éxito de los destinos asiáticos durante el pasado año se explica precisamente por el número de turistas que renunciaron a sus planes de viaje durante 2003 por las incertidumbres percibidas como posibles en los viajes hacia algunos países asiáticos.
6. El paradigma de la seguridad. La percepción que el turista está teniendo del desastre vivido es que se trata de un fenómeno excepcional y doloroso a la vez que es totalmente inusual en el Océano Indico. Hay entre las autoridades y en la industria turística una preocupación razonable por asegurar el restablecimiento de los destinos y los establecimientos turísticos. En esa tarea las Administraciones de Turismo y el sector privado están trabajando conjuntamente, aplicando todo el conocimiento adquirido en la gestión de las situaciones de crisis y dedicando los recursos disponibles.
7. La propia internacionalización del turismo. Este rasgo que es parte de la esencia misma del turismo está en este caso aportando elementos claves para la recuperación. Por una parte la conciencia solidaria desarrollada entre los turistas más sensibilizados y conocedores de la calidad de los productos turísticos que ofrecen estos países. Ellos saben que su presencia allí, cuando se den las circunstancias requeridas, será una manera de expresar su solidaridad con poblaciones damnificadas además de una muy buena opción para disfrutar de sus vacaciones. Por otro lado, buena parte de la industria turística que opera en la zona mantiene lazos muy consolidados con empresas y operadores de otros países y regiones que están aportando sus conocimientos y el apoyo necesario para acortar los períodos de recuperación del aparato productivo turístico. Es decir operar cuanto antes en el mercado turístico para no causar el doble daño que para la población local podría suponer tras el tsunami, una reducida presencia de turistas en los destinos afectados.
En esa misma línea los gobiernos harán una muestra de solidaridad internacional en la reunión extraordinaria del Consejo Ejecutivo de la OMT que se celebrará el 1º de febrero próximo en Puket, Tailandia, para evaluar las necesidades del sector turístico en los países afectados y tomar las medidas apropiadas. A la reunión serán invitados otras organizaciones, donantes y representantes de la industria turística.
CONCLUSION
Estamos en presencia de una catástrofe natural que ha causado un número de victimas sin precedentes en un muy largo período de tiempo. Además de esa primera dimensión humanitaria, también para el turismo mundial supone la mayor catástrofe por el número de turistas que han perdido la vida o han sufrido las consecuencias de tan excepcional maremoto así como por los daños infringidos a los equipamientos turísticos.
El desastre vivido ha golpeado a la población local y también muy fuerte al turismo. No obstante hay una gran distancia también entre, por una parte, la percepción que se tiene del hecho, muy presente en los medios de comunicación, muestra de la globalización en la que estamos instalados, y por otra, las consecuencias que se esperan para el desarrollo del turismo mundial. Aunque ahora se estén viviendo momentos duros por los estragos causados en vidas y bienes materiales, se espera una recuperación a corto plazo que no tendrá una incidencia más que limitada durante el año 2005.
La experiencia acumulada en la Secretaría de la OMT tras haber analizado otras situaciones de crisis, muestra que a pesar del inusual costo en vidas humanas y del impacto que se puede derivar del desarrollo mediático asociado a este luctuoso acontecimiento, el turismo mundial seguirá siendo, también en los países afectados, una fuerza al servicio de la reconstrucción de las comunidades y de la generación de la riqueza que les asegure una vida mejor.